sábado, 2 de julio de 2011

Un día de batallas . . . y varios de reposo

Días en los que el debate interminable ha subido de tono. En los que las ganas y las hormonas se imponían al sentido común. Días de hablar de resistencia. Días de recuerdos del pasado y de reflexionar sobre consecuencias. Días de desesperanza al soñar con lo posible y de abatimiento al rememorar otros días. Otros tiempos. Otro lugar. Un lugar en el que lo ocurrido de tomar la calle y acampar en la plaza se habría solucionado en un par de horas y con centenares de heridos y tal vez consecuencias irreversibles en más de un caso. Un lugar más gris que éste y del que la razón estaba más lejos.

La batalla se libró entre nosotros. Una batalla de ideas y pareceres. De puntos de vista y dialogos razonados en los que no se intentaba convencer a nadie de nada, sino de dar a entender claramente las diversas posturas personales, que eran tantas como ciudadanos interveníamos en las asambleas, ése maravilloso invento del ser humano en el que, aparte de conocernos por desnudarnos públicamente, conseguimor dar forma a algo que va naciendo y tomando forma conforme lo hablamos, y al ser creado entre todos/as en el momento, conseguimos que tenga una forma y una funciòn que a todos/as nos parece adecuado y correcto y por lo tanto defendemos y defenderemos como a un producto de nuestras entrañas querido por todos/as.

El consenso es duro y laborioso. Muy laborioso. Pero si una asamblea, como la del pre-desalojo, tiene que durar como ésta de 4 a 4 . . . pues que dure. Si el resultado final está trabajado hasta en sus más ínfimos detalles y es del gusto de todos/as . . . bienempleado el esfuerzo.

Agradecer el respeto demostrado a la asamblea por todos/as aquellos compañero/as que estaban en posiciones contrarias a las adoptadas y han hecho un gran esfuerzo de responsabilidad al  aceptar de grado el consenso conseguido.

Una vez más ha triunfado la razón y el diálogo. El esfuerzo personal por conseguirlo por encima de la lucha personal por logros inmediatos. Esa es nuestra fuerza. Nos temen y no saben qué hacer con nosotros porque saben una cosa: ¡Que tenemos razón! y ante eso no hay arma capaz. Mientras nuestra lucha sea por despertar al dormido y enseñar al adormilado en qué están convirtiendo este mundo cuando nos dejan migajas divertidas de pan y circo a cambio de nuestro silencio y aceptación. Mientras la lucha sea por encauzar el descontento y trabajar para proponer soluciones . . . hemos vencido. A nosotros mismos y a los que creen que nos diluiremos como un azucarillo en una terraza de verano. La ignorancia es atrevida.

En fín. El futuro dejará las cosas en su sitio y yo no puedo hacer otra cosa que seguir trabajando para no sentir verguenza cuando dentro de un tiempo alguien me pregunte . . . ¿y tú que estabas haciendo mientras todo eso sucedía?

:) :) :)
Miguel



http://blog.acampadazgz.org/2011/07/01/manifiesto-del-desalojo-del-paraguas-30-06-11/