sábado, 28 de mayo de 2011

Un ayer en que empezó todo

   Llegó un momento en que comprendí que si esto no había ocurrido antes, era simplemente porque no había esperado lo suficiente.
   Tras tal vez demasiado tiempo alejado de la cotidianeidad ciudadana y después de una época poco afortunada de mi vida, ésta me dá una oportunidad, supongo que a modo de canto de cisne de hacer que éste mundo quede tras de mí un poquito mejor de lo que lo encontré al llegar y así permitirme creer, siquiera por un instante, que ésta sucesión de acontecimientos, padecimientos y desencuentros en que se ha convertido mi vida sólamente estaba esperando el momento adecuado, el instante justo en que se reunieran un conjunto de condiciones para concretar un resultado, y de repente, una mañana, acompañando a mi madre al médico, a la vuelta a casa pasamos a ver eso de la acampada que tal estaba, y lo primero con lo que nos encontramos fué con un grupo de ciudadanos de todo pelaje, edad y condición sentados en el suelo o de pié, en corrillo comentando cuestiones del porqué no funcionaba la sociedad que se había creado, en parte por inercia histórica y en parte por desidia, dejadez, hastío de las personas que la conformamos.
   Resultado, tras un par de intervenciones ví que tenía algo que aportar y que había una diversidad de puntos de vista lo suficientemente enriquecedora como para que mereciera la pena, al menos, interesarse un poquito  más por lo que estaba fraguándose, pero . . . como a lo largo de mi vida una constante ha sido huir de las medias tintas, me fuí "metiendo en harina" más y más hasta conectar con una serie de "individuos" con los que había afinidad de ideas y se fué gestando de a poco la idea de que esto que nos estaba creciendo debajo de los piés era lo suficientemente importante, y el momento histórico en el que se estaba produciendo lo bastante específico como para que mereciera la pena dejar lo que hasta ese momento consideraba vida e involucrarme en una tarea modesta de "cambiar el mundo".
   Para no pecar de inmodesto, he de reconocer que no hay ningún mérito en aportar algo de lo tuyo para tú vivir mejor, así que en el fondo es puro egoísmo hacia mí y los míos.
   El caso es que después de varias noches durmiendo prácticamente nada e interviniendo en inacabables asambleas organizativas, políticas, foros sociales, aulas de economía, . . . en fín, mojándome con el movimiento, he acabado, no sé muy bién como en el mismo centro del cotidiano de la acampada de Zaragoza, ciudad a la que aunque quisiera, nunca podría odiar ya que es la que me vió nacer y la que me acogió durante bastantes años de mi vida.
   Así que la intención de este folio en blanco y de los que pretendo que lo continúen, es dar expresión a lo que me dicen "las tripas" de lo que estoy viviendo. Lo cierto es que no sé si podré atenderlo convenientemente, ya que llevamos diez días de acampada y hasta esto no había nada escrito, así que . . . poco a poco que hay lucha para días.

Miguel

Ya que voy con retraso, asntes de narrar nada, un inciso . . . el comienzo del día de hoy. Por fa, míralo antes de que te lo cuente nadie . . . ni yo, y opina.

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