miércoles, 1 de junio de 2011

Amanece un día nuevo

     Todo lo anterior nos ha traído hasta aquí, y no es mal sitio. Al menos es el que algunos hemos elegido para plantar nuestra semillita de cambio.
     Me he sentido en varias ocasiones durante estos días desplazado, apartado, excluído. Al principio pensé que era por la edad y por el distinto ritmo que forzosamente he de llevar con respecto a la mayoría de los acampadxs, con el sentir de que "los jóvenes lo sabemos todo", "estamos sobradamente preparados",  de ese "aparta que ya me encargo yo", "porqué no haces esto o lo otro" que sin dejar de ser ciertas, añadían a mis esfuerzos una cierta dosis de hiel.
     En varias ocasiones, al abandonar todo esfuerzo con la cabeza agachada y semi arrastrando los piés por el desánimo de lo vivido y con el pensamiento de que el ser humano está condenado a repetir sus propios errrores una y otra vez, y que había dedicado mis esfuerzos últimos a levantar una maquinaria que no es operativa y que no cumple en su labor de concretar propuestas y conseguir resultados, el cruce de unas palabras con algún ciudadano que venía, me ha hecho recapacitar lo egoísta de la decisión tomada de abandonar, ya que he asumido una responsabilidad ante ellos de regar éste jardín de esperanza que, sin explicación a mi alcance, ha crecido y se está desarrollando, queramos o no, pero que nos sujeta al mismo dada su belleza inmaculada.
     Como en todo lo humano han surgido desde la necesidad de "medallas" por lo hecho hasta la egolatría de la antiguedad del "yo llevo más días" pasando por el terrible "mi espejo no es como yo" o el famoso "yo sí que duermo aquí" como si todo esto diera "galones" y justificación de estatus en un movimiento que se autodefine como horizontal. Por fortuna, en cuanto pasan estos ataques íntimos y tras un análisis claro de la situación, todo vuelve de manera natural a su transcurrir habitual y se sigue en el trabajo.
     También existen personas que vienen a la carpa con la "exigencia" de hacer tal o cual cosa y con el "reproche" de porqué no habéis hecho esto o lo otro. Les rogaría paciencia y la reflexión de que no estamos en la nómina de nadie, que nuestros esfuerzos no son recompensados de ningún modo que no sea espiritual y que si tienen algo que aportar y ganas de ayudar, son absolutamente bienvenidos.
     Por no extenderme más en éstas líneas resumir la asamblea de anoche: tensión cansancio, poca colaboración con la carpa y, para mi gusto, demasiadas exigencias a los que estamos "dando el callo" sin aportar demasiadas soluciones. Visualizar y verbalizar los asuntos a trabajar es bueno, indicarnos donde están los fallos que desde nuestros puestos de curro pueden no verse bién es enriquecedor, pero exigir a nadie un esfuerzo más allá del que él mismo quiera proporcionar me parece injusto, y se dijo hasta la saciedad que, por favor, queremos tu apoyo, necesitamos tu ayuda, si estás dispuesto a responsabilizarte de las tareas que quieras ejecutar, adelante! te esperamos con los brazos abiertos!.

Un abrazo a todxs
:) :) :)
Miguel Turón

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